Carreteando

28 Jul

Otras veces he escrito sobre la vida nocturna en Talca. Y hoy también hablaré sobre éso pero lo enfocaré desde el punto de vista de “mi vida” nocturna en Talca. Lo mezclaré con comentarios de la gente y amigos con los que he salido. En pocas palabras, explicaré cómo me siento al salir a carretear (o sea, de marcha).

He experimentado varios tipos de carretes. No muchos pero sí algunos. Y he descubierto que puedo ya hacer una clasificación. El carrete depende mucho de con quién lo compartes, obvio. El primer tipo de carrete que voy a mencionar llevará el nombre de “carrete en pareja”. El carrete en pareja suele (no siempre) ser tranquilo. Para él y para mi consiste en salir de la casa sobre las 9 de la noche. Salir a comer. Nos gusta salir a comer. Acompañados de un buen vino o catando cervezas artesanales. Es, normalmente, un carrete tranquilo. Conversamos, hablamos de algunos planes de futuro, imaginamos juntos como será el mundo en 25 años más, reímos, etc. … Hay un tono, evidentemente, más íntimo que si se sale con un grupo. Mi lugar preferido, para ir con él, es El embrujo. Ahí hay las mejores caipirinhas de Talca y ricas empanadas. (Antes de las 22:00 toda la carta está a mitad de precio, bacán…)

Otro tipo de carrete es el de cuando salgo con mis amigos, sin él normalmente. La verdad es que es muy distinto y acá en Chile no se me ha dado la ocasión porque no he tenido oportunidad de hacer muy buenas amistades (aún). Por lo tanto tendría que hablar de mi experiencia en España, en ese caso. No suelo variar mucho los amigos con los que salgo. Eso sí, pocas veces logré tener un gran grupo para salir. Tengo amigos por separado que conozco de distintos lugares. Haré un breve recordatorio ya que últimamente ando media melancólica. Sandra, es mi mejor amiga. Sabemos reír y pasarlo bien juntas. Pero la relación se basa en confianza y estimación. Lluc, es una amiga que conozco de la infancia y mi más fiel comentadora en el blog. Es fiel a lo que escribo, atenta  y entretenida. Con ella coincido más políticamente. Tenemos ideas similares. Bernat, otro amigo de colegio. Buena persona y generoso. Le gusta la charla y también es bueno para carretear. Xisqueta, es una amiga a distancia. Nos conocimos en la universidad. La veo poco, más bien poquísimo. Pero cuando logramos quedar parece que no hubiera pasado el tiempo. Con Juanito últimamente nos hemos distanciado. Trabajo, viajes, vidas distintas. Pero es mi amigo.  Cris es también una buena amiga. Es mi primera amiga casada, es más yo le presenté a su marido actual y me siento muy orgullosa de ello. Es una chica alegre y a la que nunca he visto enfadada. Para salir es la raja (super guay). Éstos serían mis amigos más “íntimos” y con los que puedo hablar, carretear y pasarlo bien casi en cualquier lugar. Son los que más extraño y a los que les envío postales cuando estoy lejos. Y salir con ellos es siempre un buen plan.

Existe también el “carrete con amig@s de tu pololo”. Éste es el modelo más común que he seguido estos 4 meses acá, en Talca. Dentro de esta modalidad hay varios subtipos.

Están los amigos del colegio y de la universidad. Cuando nos hemos reunido con ellos se han pasado toda la noche hablando de las interminables anécdotas de la infancia. Lo llamaré el “carrete de la historia interminable”. Me parece normal que comenten las jugadas pero los acompañantes pueden sentirse desubicados. Pero es comprensible. Se ven poco y cuando se juntan lo que les une es éso precisamente, su pasado común.

Luego están los amigos esporádicos. Éstos son los que te encuentras sin haberlo planeado y se improvisa un carrete al tiro. Surge una charla espontánea y suelen ser de los carretes más entretenidos. Precisamente porque no lo esperabas. Ahí, suelen salir todo tipo de temas. Me incluyen más en la onda ya que el motivo del carrete es haberse encontrado por sorpresa y por propia voluntad se decide seguir tomando la chela juntos, en la misma mesa. Perfectamente podemos terminar yendo juntos a Loft o a Texas. De lo contrario compartimos chelas en el Tatoha.

Luego están los amigos “actuales”. Es decir, con los que nos reunimos más últimamente. Justamente son con los que tenemos un proyecto en común: maulee.cl. Cuando nos juntamos es inevitable que salgan temas del diario, debates políticos o problemas “internos”. Se trata de una charla activa y media conspirativa. A menudo me siento medio “out”, pues no estoy de lo más al día de la política maulina. Aún así me animo a comentar y a soportar las comparaciones que a menudo hacen con mi país. Lo bueno es que perdí el miedo a hablar ya que me siento cómoda con ellos, en confianza. Yo suelto lo que pienso aunque no siempre sea acertado. No solemos ir a ninguna discoteca. Además, reconozco que este grupo es el culpable de que sea fan del Club de la comedia.

Lamentablemente, algunas veces me encontré con gente pesada. Con gente que con solo decir que nací en España cree que tengo que ser monárquica, franquista y hablar con puras zetas. Otros pienso que al verme creen que soy una invasora y ladrona de tierras. Otros me dicen que en España no quieren a los chilenos y que somos unos racistas e intolerantes. Entiendo que algunos piensen que hay personas así en España, es más estoy segura de que la hay. Pero (por favor) dejen ya de generalizar. Den una oportunidad a la gente, pregunten antes de juzgar. O simplemente no sean tan ingenuos de meternos a todos en el mismo saco. Lo malo es que no reacciono bien. Me pongo al tiro a la defensiva. Y no sé realmente qué defiendo. Pues nunca me consideré muy “española”, como tantas veces he afirmado. Defiendo mi diferencia y mi derecho a que no me juzguen sin saber quién soy. Es gracioso cuando alguien pretende ser simpático conmigo y pronuncia las palabras que cree más características de mi país. Me refiero a: gilipollas, coño, tío, y tal, chaval, y un largo etc. Pero ya sabéis que me encantan estas discrepancias lingüísticas y disfruto de esta diferencia.

En general, sale el tema de ¿De dónde eres? Me suelen preguntar qué pienso de Talca y de Chile y si me gusta el país. La pregunta que no falla es: ¿Cuándo llegaste? y ¿Cuándo te vas?. Algunos curiosos preguntan cómo es posible que un chileno y una española (catalana) mantengan una relación. La respuesta suele ser “es complicado”. Aunque a veces contamos la historia. En general el carrete anda tranquilo. Lo que no suele fallar es buena compañía, un ron, buena música y mucha conversación.

P.D. No me adapto al reggaeton…

7 thoughts on “Carreteando

  1. OH! que carretes, jajajaja,trataremos de hablar de otra cosa entonces y no conspirar tanto.
    Saludines

  2. Sobre lo de OUT, no eres la única, ya me lo han recriminado varias veces. 😛

  3. mm.. no quiero ser pesimista pero una relacion de 8 años entre una talquina y un gato (madrileño) no resultó…bueno son gajes del oficio, espero tu tengas mas suerte que yo..!

    petons!

  4. seguro!!! aparte que daniel es mu majete!!! lo conozco del colegio ( mantengo mi buena opinion de el)… no le veia hace unos 6 años ( e regresado a chile recien) plooop!!

  5. Hey! M’encanta lo de “Carretear”… jejeje. A veure quan tornes… i podem carretear… Comunicate un poco mas! Gracies x sa postal!!! Un besote!

    P.D. No sabia que eras “catalana”… jo soc mallorqui… i tu? Jejeje

  6. Bones Bernie!
    jajaja… Quan torni ja “carretearemos”!!! I val, me conectaré més! I sí, jo som catalana, ja ho saps!
    Una abraçada i cuida’t, aviat estaré per sa roqueta!

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