El Ramal

15 Oct

Tenía pendiente contaros la excursión del domingo pasado. Al fin me subí al trenecito del Ramal. Fue una linda excursión, rodeada de buena compañía y de muy buena onda.

Tuvimos que madrugar. A las 7:30 salía el tren. Y aunque conocíamos al conductor, el tren no esperaba a nadie. Así que nos levantamos a las 6:30, ducha, hicimos unos bocatas y directos a la estación. Llegamos justitos, pero llegamos. El tren salió puntual a su destino.

Durante el recorrido (de 88 km.) pasamos por distintas localidades. Parecían pueblecitos muy humildes pero con una riqueza natural inmensa. El tren bordeaba la ribera norte del río Maule. Y el río fue el espejo donde nos miramos todo el camino. Eran praderas verdes con muchísimas flores, perfecto para pintar un cuadro. Entre parada y parada nos vendieron tortillas (una especie de pan amasado), huevos duros, café, té, galletas y un largo etcétera. La comida no es algo que pueda faltar en este paseo, pues todo el mundo se encarga de llenar la boca al turista. Cosa que no me parece mal ya que me he convertido en amante de la comida chilena. Fue un recorrido encantador, mágico, casi como en un cuento de hadas.

Llegamos a Constitución, destino final del tren. Seguimos los consejos de nuestro amigo, el conductor, y lo primero que hicimos es hacer una visita al Padre Adán. Ahí nos tomamos un rico ponche de papaya y repetimos con otro de piña. Era dulce, muy dulce…Hubo risas y más risas.

Al rato retomamos nuestro camino. Seguimos bordeando el río hasta llegar a su desembocadura. Ahí hicimos una parada para comer unas ricas empanadas de queso. Sentados en unas maderas a orillas del río nos las comimos. Hacía un día maravilloso. El sol nos dio luz durante todo el día. Seguimos caminando hasta llegar a la Piedra de la iglesia. Anduvimos sobre la arena negra de las orillas del Pacífico.

Pronto tuvimos hambre, así que compartimos un pollo mariscal y unas machas a la parmesana. No faltó un vinito blanco. Y vino la hora de la siesta. El ponche y el vino nos pasaron factura. Caímos sobre la arena y ahí decidimos hacer nuestra siesta. Al cabo de 45 minutos despertamos como nuevos y regresamos camino a la estación. La vuelta fue en bus, pues el tren había salido ya.

Recorrer el Ramal es una excursión más que recomendable. Tuve la oportunidad de tener un poco de debate sobre la excursión. Comentábamos si era necesario hacer una “renovación” del tren del Ramal. Yo me incliné hacia el punto de vista del turista que soy (en varios sentidos…). Es decir, opiné que sería bueno hacer algunos cambios como poner más vagones, promocionarlo, cambiar cristales del tren para aprovechar mejor las vistas, organizar excursiones con guías, etc… Pero por otra parte estaba la opinión del residente. Este tren transporta cada día mucha gente de sus casas a sus trabajos. A esta gente no le interesa que el tren se convierta en un atractivo turístico. Pues subirían los precios y se haría más incómodo el trayecto. Lo entiendo. Gran parte de la belleza se debe a lo que es ahora: un humilde tren en medio de un paraíso. Que haya turistas significa inversión, dinero, más empleo y publicidad. Pero también significa suciedad, deterioro del medio ambiente y una posible pérdida de identidad. Conozco muchos casos en los que ha pasado eso, de hecho Mallorca es de los mejores ejemplos. Es un tema complicado y que merece ser estudiado a fin de tomar la mejor decisión para todos. El turismo no siempre es malo. Todo es cuestión de los objetivos y, estos, no pueden ser solamente dinero. Mi propuesta sería dejarlo en manos públicas y contratar algunos servicios a empresas privadas (guías, vendedores de comida y bebida en las paradas y en el propio tren, encargados de mantener el tren limpio, venta de postales y mapas, etc.). Daría a conocer la historia del Ramal, incluso organizaría eventos costumbristas. Sería un buen atractivo para la Región del Maule que tiene mucho por mostrar pero lo tiene escondido.

2 thoughts on “El Ramal

  1. Gracias Claudia! Cuanto tiempo sin verte por aquí! Este mes fue flojito en el blog… jeje Pero ya me pongo en marcha de vuelta!
    Besitos!

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