¿Y tú de quién eres?

19 Sep

El mundo está dividido. Mujeres y hombres. Ricos y pobres. Y ciencias y letras.

Antes de escribir este post, he leído algunas noticias y artículos relativos al tema. La noticia que me ha llamado más la atención es la que se publicó en El País un 30 de junio de 2008. Ésta lleva por título “Vago, a letras; empollón, a ciencias“. De buenas a primeras es un título polémico y provocativo que ofende a ambos bandos. La noticia se basa en un estudio, realizado por la socióloga Mercedes López sáez, en el que los mismos alumnos definen y perciben las “ciencias” como estudios difíciles, arduos, áridos, trabajosos pero con prestigio. En cambio las “letras” son percibidas como estudios fáciles, cómodos, llevaderos y prácticos.

Tal estudio incluye también subcategorías, que tienen mucho que ver con el sexo. La opción de cursar el bachillerato tecnológico (identificado como el más difícil) no la escogen muchos (8,9%) pero los que lo hacen son mayoritariamente hombres. El bachillerato de Ciencias Naturales y de la Salud es una opción que se elige más que el tecnológico (37%) y se identifica más con las mujeres. La mitad de los bachilleres se encuentran en la rama de Sociales y Humanidades (50,7%) y en éste hay más mujeres que hombres. El 3,9% pertenece a los bachilleres que cursan la rama artística y el porcentaje de mujeres también es mayor al de hombres.

Es decir, no solo se asocian las distintas modalidades de bachillerato a la inteligencia sino también se asocian al sexo. Opino que se debería hacer un tremendo esfuerzo para borrar estos prejuicios. No hay ciencias sin letras y no debería haber letras sin ciencias.

Estos prejuicios y tópicos legendarios no hacen más que marcar el futuro de nuestros jóvenes acomplejándolos y limitándolos. Son muchas las frases típicas que se lanzan y que terminan influyendo en importantes decisiones. He aquí unos ejemplos:

Pienso que uno de los errores del sistema educativo actual es obligar a los jóvenes de 14 años a empezar a marcar su fututo. Las optativas que se eligen a esa edad ya delimitan el bachillerato que van a escoger en 2 años más. Y la elección de la modalidad de bachillerato ya es casi definitoria en el futuro académico de estos jóvenes. Yo soy partidaria de que, a esta edad, la educación sea la misma para todos. Hombres, mujeres, de ciencias o de letras, deberían aprender  en esta etapa lo básico de todo con el fin de poder elegir la carrera más adecuada para cada uno de ellos. Sin prejuicios ni presiones sociales.

En cuanto al género, a lo largo de la historia se han vivido muchos episodios que han clasificado a los hombres y a las mujeres. No entraré en el debate de desigualdad de género, machismo u otras discriminaciones de este estilo. Sí entraré en que, muchos piensan y el primer estudio citado lo demuestra, que las mujeres son mejores en letras y los hombres en ciencias. Ésta es otra percepción creada por la sociedad y que condiciona a los jóvenes a la hora de elegir su camino. Es verdad que existen diferencias entre hombres y mujeres pero “las diferencias en capacidades intelectuales son muy pequeñas y pueden ser vencidas por la cultura y el nivel de aprendizaje”, nos cuenta Hugo Liaño.

En un futuro no muy lejano pretendo leer este libro: “Las dos culturas. Introducción de Stefan Collini.“. En él se reabre un debate, si es que algún día se cerró, donde entre otras cosas se compara la ignorancia de un científico que no ha leído nada de Shakespeare con la ignorancia de un “intelectual” que no sabe qué dice el segundo principio de la termodinámica.

Y termino concluyendo que cada uno puede ser lo que se proponga. Lo importante es no autolimitarse y no dejarse llevar por las presiones sociales sean del tipo que sean. Con esfuerzo y perseverancia se cumplen los objetivos.

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